Chronique El Pais


CRÓNICA: Final del torneo 'masters' de Montecarlo

"Esto no es normal"
Nadal derrota a Federer en dos mangas tras ir perdiendo por 4-0 en la segunda - Es su primer título del año - El mallorquín, junto a Tommy Robredo, también ganó el título de dobles

J. J. MATEO 28/04/2008

 
  

La remontada hizo públicos los temores de un tenista de leyenda. Roger Federer perdió ayer contra Rafael Nadal la final del torneo masters de Montecarlo (7-5 y 7-5). Su partido fue un compendio de altibajos, frustraciones, malos gestos e impaciencia. El suizo llegó a ir mandando por 4-0 en la segunda manga. Perdió cinco juegos seguidos, siete de los últimos ocho, dos breaks de ventaja y el partido. Se dejó algo más: jirones del aura triunfal que rodea a uno de los mejores tenistas de la historia. Nadal puso su tenis de corazón y músculo, su voluntad de hierro, pinceladas de artista en varias derechas ganadoras y su obsesivo plan de golpeo sobre el revés del suizo. Federer, el miedo. Tuvo momentos de juego deslumbrante. Y tramos de oscuridad mortuoria. José Higueras, su entrenador a prueba, le había pedido paciencia en la búsqueda de los golpes ganadores. En la lenta tierra, le había dicho, la pelota siempre vuelve. Desde ayer, Higueras tiene el mejor vídeo con el que ilustrar su teoría: con 44 errores no forzados en tan sólo dos sets es prácticamente imposible ganar un partido. Nadal cometió 20. Menos de la mitad.

"Estoy disgustado. Dejé que volviera al partido", dice Federer sobre el segundo 'set'

"Pensé en no perder 6-0 para ir al tercero bien de sensaciones", admite Nadal

"Parece que aquí siempre pasa lo mismo", reconoció Federer; "estoy disgustado por el segundo set porque después de jugar de la forma correcta contra él le dejé volver al partido. En estas circunstancias es duro jugar contra Rafa. Se ha merecido la victoria porque es un jugador buenísimo sobre tierra batida. Aquí no te sales con la tuya sólo sacando bien. Rafa tiene tendencia a romper el servicio con facilidad. Juega compacto y duro. Le he empujado. He tenido la sensación de que puedo ganarle si juego de la manera correcta".

Federer fue un tenista a medio camino de todo. Indeciso, su tenis sólo mezcló bien en el arranque del segundo set. El partido, sin embargo, siempre estuvo en su mano: en la primera manga tuvo un break de ventaja por dos veces y por dos veces se dejó ganar el servicio que le debía poner camino de la victoria. Rompió el saque de Nadal en el arranque de los dos sets. Y contó con el apoyo del público, roja la grada con los colores de Suiza. Sólo un tenista de una pieza, además de unas pocas voces y de algún pecho femenino con el nombre de "Rafa" tatuado a boli estuvieron en su contra.

El ejercicio de imprecisión de Federer, ejecutado entre los gestos de disgusto de Higueras, acabó enterrándolo bajo una tormenta de estadísticas negativas. El suizo produjo más errores no forzados que golpes ganadores. Intentó buscar el partido en la red, donde fracasó (logró 15 puntos en 28 tentativas). Y su derecha resumió las razones de una derrota firmada desde los errores propios: ganó siete puntos y falló 22.

"La verdad es que con el 4-0 pensé que iba a perder el set", admitió Nadal; "y pensé en perderlo 6-2 y no 6-1 ó 6-0 para entrar en el tercero con buenas sensaciones. Ésa era mi mentalidad. Intenté luchar cada punto porque él estaba jugando bien y yo a un metro de la línea de fondo, con lo que él siempre estaba en control del punto y la pista", continuó sobre su novena victoria en 15 partidos con Federer. "Analicé lo que estaba pasando. Me ganaba los puntos fácilmente. No había espacio para que yo los ganara. Y decidí entrar un poco más en la pista. Intenté presionar su revés y restar largo, agresivo. Estuvo dos breaks arriba y volví. Lo mismo, en el segundo set. Eso es un poco extraño. No es normal".

El español logró su primer título del año, el cuarto seguido en Montecarlo, y también ganó junto a Tommy Robredo la final del dobles a Mahesh Bhupathi y Mark Knowles (doble 6-3) convirtiéndose en el primer tenista capaz de lograr algo semejante desde Jim Courier, que lo consiguió en 1991 en Indian Wells.

Hoy llega a Barcelona, donde defiende el título, y continúa su mes de hercúleos trabajos -es campeón vigente en Barcelona y Roma y finalista en Hamburgo. Circunstancias tan complicadas como las suyas construyen los recuerdos imborrables. Su estatus a un paso de los mejores tenistas de siempre, sin embargo, ya está asegurado. Nadal ganó ayer su décimo título en un masters. Sólo tres jugadores han conseguido más: Andre Agassi (17), Roger Federer (14) y Pete Sampras (11). La compañía refleja la altura de los éxitos del español y habla de un objetivo con olor a cacería. Nadal busca el número uno.

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