El Pais - Chronique.




CRÓNICA

Rafa Nadal se ciega y cae ante Simon
El español se quedó en semifinales tras cometer "errores tácticos y técnicos"

JUAN JOSÉ MATEO - Madrid - 19/10/2008

 
 

Respira, Gilles, respira. Llovían bolas de break a favor de Rafael Nadal, 17 sólo en los dos últimos sets, que perdió, y Gilles Simon las respondía con astucia, clase y mala uva. Cargaba el número uno con la contundencia de un camión desmadrado, percutiendo y percutiendo entre los gritos del gentío. "¡Vamos Tigre, vamos!". Y Simon, resoplando. Respira, Gilles, respira, se decía el francés mientras mezclaba la lanza de su derecha con el reposo de sus bolas defensivas, el cuerpo parado y la mente en blanco mientras la pista ardía.

"Un muy mal partido. Rafa se fue muy atrás. No hacía daño", dice su entrenador

El francés jugará la final contra Murray, que remontó frente a Federer

Levantó el francés 17 bolas de rotura en total (permitió cinco de 22). Superó perder el saque cuando servía para ganar el segundo set y el tercero. Y luchó contra un campeón desconocido, equivocado en la táctica, romo en la técnica y furioso en su lucha por el partido. En medio de sus dos hombradas, dos roturas cuando Simon sacaba para echarle el lazo a dos sets que estaban perdidos, Nadal estuvo siempre a medio camino. Ciego, que vino a decir él mismo (6-3, 5-7, 6-7 (6), tras 3h 22m de partido). Simon, un tipo peligroso, jugará hoy la final contra el escocés Andy Murray, vencedor de Roger Federer (3-6, 6-3 y 7-5).

"Ha sido un muy mal partido para nosotros", concluyó Toni Nadal, entrenador del número uno, que se aseguró el puesto hasta final de temporada gracias a la derrota de Federer. "Estaba fácil, para ganarlo en dos sets. Se complicó él mismo al desaprovechar un 0-40. Se fue demasiado atrás. No hacía daño, al contrario. Cada vez que cambiaba al paralelo no hacía daño. Ha fallado más reveses de lo normal. Simon estaba enchufado, ha jugado mejor, y Rafa, además, no ha estado bien tácticamente. No le apretaba".

Nadal pareció recuperado de sus dolencias de esta semana, que incluyeron una sobrecarga lumbar y dolor en el hombro izquierdo. Llegó a sacar a más de 200 kilómetros hora y estuvo casi siempre por encima de la barrera de los 185. Ni él ni su técnico quisieron escudarse en los problemas físicos. Enfrente había un tenista con razones de sobra para no poder ni empezar el partido. Simon, que será número diez a partir del lunes, ha ganado todos sus partidos en Madrid en tres mangas. Superó cuatro bolas de partido contra el ruso Andreev y dos contra el estadounidense Ginepri. Y el viernes, mientras la pista aparecía semidesierta, se deshizo de Karlovic pasada la medianoche.

"Empiezo a sentirme un poco cansado", bromeó Simon tras pasarse los prolegómenos del partido tumbado en un blanco sofá. No importó su fatiga. Simon tuvo piernas para cazar los mazazos que Nadal distribuyó de esquina a esquina; mano para tirar paralelos de derecha prodigiosos; y un aguante a prueba de desánimos. "Juego al tenis por estos partidos", resumió. "No quería perderme mi semifinal. Quería disfrutarla. El público estuvo en mi contra, y eso lo hizo un poco más difícil. Por eso disfruto más de esta victoria que de la que logré contra Federer [este año en Toronto]".

El despliegue de Simon acabó confundiendo a Nadal. Aguantando y aguantando, esperando el error del español o su oportunidad, el francés pasó a velocidad de vértigo de no proponer nada a dejar pinceladas de maestro. Contra él, el número uno no encontró caminos por los que hacer suyos los puntos decisivos. "Sí veía forma de ganar puntos", argumentó luego; "pero él jugaba muy bien a la contra. Hubo momentos en los que me cegué tirando recto. Debí tirar más alto, con más efecto, para sacarle fuera de la pista y jugarle más adelante. Así aumenta mi tenis. Lo cambia totalmente", prosiguió el tenista español después de sufrir la décima derrota de una temporada en la que ha ganado 80 partidos y ocho torneos, incluidos dos grandes y un oro olímpico. "De mentalidad, lucha y entrega no me puedo reprochar nada. He dejado todo lo que tenía en la pista. He cometido algún error táctico y técnico. Lo lógico, tal y como ha ido el partido, es que hubiera ganado. Es duro perder un partido así, tras una lucha tan grande. Tuve mil oportunidades. He tenido poca suerte".

A Nadal le quedan tres citas en 2008: el torneo de París, la Copa de Maestros de Shanghai, y la final de la Copa Davis contra Argentina. Eso deja dos posibilidades de que se vuelva a cruzar con Federer este año. ¿Le consoló que el suizo también perdiera en semifinales? La respuesta, no podía ser de otra manera, llegó con una sonrisa: "Mal de muchos, consuelo de tontos... pero consuelo".

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