Un début encourageant...
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- Nadal remonta un set en contra ante Richard Gasquet en el partido inaugural
- Tras un inicio explosivo de su rival, el balear confirmó las buenas sensaciones de París
- David Ferrer liquida después a Djokovic y completa el éxito español
MADRID.- El duelo iniciado hace ocho años en un torneo para talentos precoces se reanudó en Shanghai. Un set y medio tardó Rafael Nadal en arrancar, en adaptar su juego a una pista algo más rápida que las de París y Madrid y en contrarrestar la táctica casi suicida de Richard Gasquet, tenista genial, siempre al ataque, con todo el repertorio de golpes pero sin la constancia y la capacidad física y mental de su oponente, al que nunca ha derrotado en el circuito. En dos horas y cuatro minutos, el número dos del mundo obtuvo su primer triunfo, por 3-6, 6-3 y 6-4, en esta nueva edición de la Copa Masters. [Narración] [Fotos]
David Ferrer apareció poco después en el escenario para tumbar por primera vez sobre una pista dura al serbio Novak Djokovic, número tres del mundo y, como él, debutante en la competición. "He salido a morder", comentó el tenista alicantino tras deshacerse del balcánico en dos mangas. Y es que el segundo mejor español en el ránking ha demostrado en 2007, con las semifinales alcanzadas en el US Open y su triunfo en Tokio el pasado verano, su total acoplamieno a las superficies duras. [Lea la crónica completa del Djokovic-Ferrer]
Gasquet, talento sin límite, la inspiración siempre por encima de la rígida y premeditada estrategia, no conserva otro buen recuerdo de Nadal que el de aquel día de 1999 en Tarbes. Nunca ha vuelto a batirlo, ni en los tres precedentes sobre tierra batida ni en esta primera cita sobre la pista sintética del majestuoso estadio Qi Zhong. "La superficie es más rápida que la de París o Madrid, me costó ajustar los golpes al principio", reconoció Nadal tras demostrar que su pequeña contractura en la pierna no supone ningún riesgo para la semana que comienza.
Una hora tardó el español en sentirse dominador de la situación. Ocurrió entonces lo que muchos, entre ellos Nadal, suponían desde el inicio. Gasquet no podía mantener el nivel excepcional de juego desplegado durante el primer parcial y la mitad del segundo. Puntos directos de saque, una derecha plana y rasa con la que impedía a Nadal levantar la bola como a él le gusta, un revés de otro mundo, casi siempre como previo paso para un ataque a la red, una mano prodigiosa para la dejada, una volea definitiva. Perfección en movimiento.
Pero este inventor de ángulos con las dos caras de la raqueta depende excesivamente de la inspiración y, peor aún, del viento a favor. Y éste cambió en el cuarto juego de la segunda manga, con un 2-1 a favor de Nadal y 40-0 para el francés, que encadenó entonces cinco errores consecutivos, uno de ellos especialmente doloroso al estrellar contra la red un remate sencillo. "Ese 'smash' lo ha cambiado todo", analizó el número dos del mundo ante las cámaras de TVE. "Ante Nadal no se puede fallar", apuntó resignado el francés.
El número ocho del mundo reaccionó de inmediato para neutralizar el 'break', pero Nadal ya era un jugador distinto, que volvería a quebrar su servicio en el siguiente juego. "Empecé un poco nervioso porque Gasquet no me daba ritmo y mis piernas lo necesitaban para poder golpear cómodo con mi derecha", explicó español. Al fin encontró la cadencia necesaria y la mejoría de su resto coincidió con los primeros síntomas de fatiga de su rival, incapaz de ganar puntos con su segundo servicio -3 de 13 en el segundo parcial-.
Agotado el genio de Gasquet, perdida la batalla física, Nadal metió una marcha más al encuentro. Al contrario que el jugador de Beziers, pendiente de sus fluctuaciones mentales, lo suyo es un ejercicio de tenacidad, siempre de menos a más, siempre hacia arriba con el paso de los minutos. Así, aguardó de nuevo hasta el cuarto juego del set definitivo para aprovechar una doble falta de su desconcentrado oponente, que desde aquella cita ocho años antes, en el torneo 'Petit Ases', nunca vio tan cerca la posibilidad de batir a un tenista inalcanzable desde entonces.
Nadal, curtido entre los profesionales desde los 15 años cuando Gasquet aún se divertía aplastando a los júniors, sufrió menos que sus compañeros de generación para adaptarse al circuito. Hoy, cuando él ya acumula en su casa tres trofeos de Roland Garros y nueve Masters Series, ellos también buscan un lugar en la cima del tenis mundial. Nadal les espera con los brazos abiertos: "Me resulta divertido reencontrarme con los jugadores a los que me enfrentaba con 14 años".
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